Si me dices que te estás muriendo de sed y me pides que te acerque el vaso que hay encima de la mesa iré, rápida y veloz a acercártelo.
Si en el momento que lo cojo me doy cuenta que está pegado a la madera y que no puedo soltarlo, entonces, utilizaré la RABIA para arrancarlo.
¿Para que sirve la rabia?
Gracias a la rabia supero grandes obstáculos. Si no la tuviera, me conformaría, me resignaría y en el ejemplo anterior, tu morirías de sed. » Continuar leyendo «
Este es un diagnostico genérico sacado del cajón by la maredebessons.
Esto significa que debería ponerse en tela de juicio, en duda. (Aunque yo recomiendo igualmente hacerlo siempre ante cualquier afirmación, provenga de la fuente que provenga.)
Me baso en mi propia experiencia y en las experiencias compartidas.
Detectar este fenómeno y ver como se repite bajo las mismas circunstancias o circunstancias parecidas, nos ha servido para dar una mano al niño que lo sufre. Sacarlo de su ansiedad y equilibrar las relaciones familiares en beneficio de todos sus miembros. » Continuar leyendo «
La duración de la segunda “rabieta” será (si no desistes antes) igual o superior al que le ha costado conseguir lo que quiere en la primera.
Cuando dices NO para decir SI 20 segundos después, le enseñas que el SI cuesta un NO más 20 segundos de ruidos.
¿Quieres un chupa-chups hijo? Llora. Chilla. Yo mientras tanto me pondré seria, igual te amenazo, me molestaré por tus bramidos y después te lo daré. !Ojo ! Si no haces nada, te quedarás sin él. Tú mismo.
Al espejo hay que plantarle cara a menudo. Con afecto y seguridad.
A partir de los seis meses un bebé ya puede saber que lo que hay al otro lado es más que un amigo; es él: El recipiente que lo contiene. La imagen de uno mismo en el mundo.
Con sus perfectas imperfecciones que tendremos que conseguir a amar porque nos definen y necesitamos que nos definan bien. » Continuar leyendo «
Uno de los motivos de que tu hij@ no te atienda siempre que lo llamas es porque habitualmente lo haces para pedirle algo que no le gusta.
Si entre orden y orden le ofreces algo atractivo, la próxima vez, si no te hace caso, como mínimo tendrá la duda.
El coche de mi madre era enorme. O puede que no. Quizás es que yo era muy pequeña.
Los asientos de escay guardaban un segundo el calor de la palma de mi mano y después volvían a estar fríos.
Olían a goma vieja. Me mareaban. » Continuar leyendo «