La verdad es que no hice nada extraordinario para que mi segundo par aprendieran a dormirse solitos. Sin mi, me refiero.
Bueno, casi nada. Cuatro cosillas que os detallaré y una mas. Si. Una mas. En realidad en esta «más» si hice algo MUY diferente a lo que hice con los primeros: Les presté MENOS atención.
No los desatendí, no les dejé llorar sin consuelo, no los abandoné, no los ignoré. Solo pospuse quizás algunos pocos minutos mi presencia. Minutos y pocos. » Continuar leyendo «