Monólogo a mi hija Martina (7 años)
De cajas hay de muchos tamaños, formas y colores.
Algunas sólo te gustan a ti, otras a mí. Hay que nos gustan a las dos.
Las miramos, las vemos con el pensamiento y las elegimos.
Y cuando las escogemos sabemos que, nos gusten mucho o poco, todas, todas, sirven para lo mismo: Para guardar algo dentro.
Si las cajitas de la tienda estuvieran llenas cuando las compramos, ¿ te imaginas? Como no podemos saber que contienen, ¿verdad que las escogeríamos diferente?
Quién sabe cuál de ellas llevará dentro lo más valioso ¿?
Pronto aprenderás que el tendero es muy caprichoso y que lo que mete dentro poco tiene que ver con el tamaño, la forma o el color. Vete a saber si en la cajita grande sólo hay hojas secas y en la pequeña, un anillo de lentejuelas.
Sólo lo sabrás cuando llegues a casa y la abras.
Las personas, Martina, somos cajitas también.
Esto que tocas; las manos, los brazos, la barriguita…solo es la forma de nuestra cajita. !!!Hay muchas cajitas / persona distintas !!!! ¿Te has fijado?
Dentro de cada una hay una lucecita que necesita de la cajita para vivir en este mundo.
Tanto da como sea la cajita, como es una cajita, sólo sirve para una cosa; para llevar la lucecita.
La lucecita eres tú. Mi lucecita soy yo.
Mi lucecita es lo que ves cuando no me ves. Cuando me recuerdas, cuando me echas en falta, cuando me amas, incluso cuando te enfadas conmigo.
Cada cajita / persona tiene su lucecita dentro y sólo la conocerás y podrás ver cómo es cuando te acerques lo suficiente.
Presta atención hija, al igual que en la tienda con las cajitas llenas, mira bien como elijes cuando elijas entre las personas.
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