Num. 458 Síndrome de Estocolmo

Escrit el 09/09/2015 a les 15:01 § 0 comentaris

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A grosso modo, fue diagnosticado para definir el extraño comportamiento de apego que sienten algunos rehenes hacia su secuestrador pero para mí no solo se limita a casos de retención contra voluntad es, además, aplicable en muchos casos relacionados con la maternidad. En mujeres, en mayor medida y por lo que conozco.

En general, recién damos a luz, todo lo que tiene que ver con el niño nos parece delegable y compartible pero poco a poco somos nosotras mismas las que nos sometemos a un secuestro voluntario creyéndonos imprescindibles. (Solamente yo podía dar el biberón a mis bebés porque solamente yo conocía la inclinación exacta para evitar los gases).

Convencidas de que somos insustituibles nos pasamos el día y la noche (de muchos días y de muchas noches) observándole y atendiéndole. Nuestra prioridad absoluta (incluso por delante de nuestros esfínteres) es ese ser diminuto y sus necesidades. Hay un momento que respondemos sin procesamiento cerebral al más insinuante suspiro.

No me sorprenden nada las ausencias mentales en las “obligadas” cenas con las amigas del principio, la angustia injustificada y magnificada para dejarlo a cargo una hora con los abuelos o los llantos de muchas mamás el primer día de guardería. En cosas como estas consiste el Síndrome.

Quien me conoce sabe que soy repetitiva con las madres primerizas para que intenten encontrar y recuperar su propio espacio pronto. Tan pronto como les sea posible.

Cuanto antes, menos doloroso.
Cuanto antes, más difícil de que arraigue el Síndrome.

Dependencias, en pequeños y mayores, siempre SOLO las justas.

 

 

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