NORMAS PARA LAS PELEAS ENTRE HERMANOS

Escrit el 06/12/2012 a les 21:55 § 0 comentaris

Como el anuncio: “Bienvenidos a la república independiente de mi casa”.

Y así reza la ley que habla de las peleas entre hermanos:

Punto 1. Las peleas las tienen que solucionar los mismos que las provocan o las sufren.

Punto 2. Provocarlas o sufrirlas son términos sinónimos. No se hacen distinciones entre los participantes.

Punto 3. Hay que llegar a un acuerdo en un tiempo limitado. De lo contrario se sancionará ambos y sin miramientos.

Punto 4. Se premiará (siempre por duplicado) la buena fe y la disposición a una entente mutua, rápida y feliz.

Punto 5. Implicar a terceras personas (abuelos, tíos, amigos..) para conseguir el propósito que someta al otro, será considerada falta grave.

Punto 6. Los disturbios en lugares públicos disfrutarán de agravantes directamente proporcionales a la incomodidad de los acompañantes.

Punto 7. La contaminación acústica (llantos, berreos, gritos..) que se tenga que menester para llevar a cabo el conflicto no quedarán impunes.

Punto 8. Si los responsables de la pelea no se ponen de acuerdo para finiquitarla, pueden consultar al tribunal.

8.a La consulta al tribunal tiene una única condición: se tendrá que acatar la resolución sin ponerla en entredicho ni llevarla a discusión (Importantísimo, hacerlo prometer antes. Cada vez)

P.D. Básicamente el inconveniente de este tribunal es el juez (yo). El juez, es injusto, corrupto, impaciente, desleal, sin escrúpulos y indiscriminado ( acostumbra a cobrar todo el mundo).

Mis hijos mayores ya tienen claro que ir a quejarse al supremo tiene más inconvenientes que ventajas ( aun sabiéndolo son reincidentes, no penséis) y los pequeños, pues, ya lo aprenderán.

Si me decís que, como espectadores os dais cuenta que no hay derecho y que siempre se las carga el mismo, yo os responderé lo que ya he respondido en ocasiones anteriores:

El momento de la pelea, con las sangre encendida (de todos), no es la hora ideal para solucionar los abusos del uno sobre el otro.

Hacer fuerte al débil es un trabajo de largo recorrido, que necesita más tiempo y más dedicación y en más y en múltiples ocasiones. No sera suficiente y le irá más en contra que a favor, darle la razón en plena batalla que plantarle un : – !porque lo digo yo y punto!.

 

 

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