Hay muchas cosas que no entendemos de los recién nacidos, entre ellas, la más angustiosa es comprender porque lloran. Bienvenidos al mundo de las suposiciones. Suponed tanto como queráis, si hubiera respuesta adulta fiable a los motivos de sus llamadas yo la sabría. La he buscado por activa y por pasiva y me temo que a estas alturas todavía no puedo dar consuelo a las madres que me piden interrogantes: – que le pasa a mi hijo?
Todos los bebés lloran. Limpios, comidos y dormidos. Lloran. Y yo les doy una prueba irrefutable de que esto es así. Les digo, haciendo burla, que si las madres supiéramos siempre porque lloran nuestros hijos, no lloraría ni uno.
Londres me ha llegado este verano una fórmula que, inexplicablemente, funciona bastante bien. Y quizás no tan inexplicablemente… El 80% del cuerpo de un bebé es agua. Casi todo él es agua y antes de exhalar su primer sorbo de vida ha estado 9 meses sumergido.
Una madre desesperada comprobó cómo su criatura se calmaba si lo acercaba a un grifo abierto, curiosamente el niño se serenaba al escuchar correr el agua.
Hay vídeos en Internet que contienen estos sonidos. He recomendado a madres que los utilizaran cuando terminaran los recursos y la mayoría de respuestas fueron positivas. Es por ello que me ha parecido interesante compartirlo en el blog.
La ventaja de todo esto es que superado el año, mantendréis solamente un borroso recuerdo de estos malos momentos, ¡ el cerebro humano es así de inteligente!, Pero si mientras tanto lo sufrís, no perderéis nada por intentarlo.
Os paso uno de los enlaces con el que hemos experimentado muy satisfactoriamente.
Suerte.
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