«Sobretodo con múltiples, para la madre, conseguir ratos de privacidad en los primeros meses es más que una necesidad». Post núm 61 escrito 04.05.09.
Con los primeros ya me pasó.
He descubierto de nuevo que el lugar de la casa donde prefiero estar es el wc. El lavabo.
Lo frecuento tanto como puedo pero, sobre todo, cuando vienen visitas. A escoger las vistas de confianza, aquellas a las que les puedo endosar los niños con tranquilidad, las que me permiten pasar el pestillo sin interrogantes.
Cierro la puerta y la felicidad me abre los poros. Sola, estoy sola, solita, sola. Y me siento con calma, invocando todos mis mundos, los viejos y los nuevos, sin tener que compartir espacio físico y mental con seres diminutos que lloran y babean.
La gente tenemos que evacuar, ¿no? Nada de lo que hago es extraño, ni está mal: Los abandono temporalmente y por necesidad.
Cada vez tengo mas cositas en el wc.
Al principio trasteaba arriba y abajo con el libro que leo, el móvil… al final le he encontrado un rinconcito. Entre la taza y la escobilla. ¡ Me cabe todo! las cartas del cole de los niños mayores, las ofertas del súper, alguna revista, artículos que me imprimo para la ocasión … y últimamente, la agenda y un boli y un papel por si se me ocurre lo que sea. Como será que estoy pensando de poner estanterías y una mesilla desplegable…
Cuando viene mi madre o son horas de canguro la diversión se multiplica, «cling» cierro y monto un Spa.
Ohhh el agua, ¡ el aguaaaaa ¡
La ducha me acaba de aislar del todo. Como si cogiera un trasbordador especial, el ruido del agua me abduce. Bien calentita, que me caiga potente sobre la nuca. Cierro los ojos. Se me agallina la piel. Se me arruga de placer hasta el cuero cabelludo. ¡ Qué gustito! ¡Que bonito es todo!
Más, más, ¡ unos minutitos más!
No veas los dilemas que tengo para salir de mi cápsula interplanetaria.
La cabeza le dice a los pies: – venga, ¡fuera! Y un pié le dice al otro: – Oye ve tu si quieres, yo me quedo.
No se ponen de acuerdo. Negocio y re-negocio conmigo misma largamente para decidirme a cerrar el grifo y volver a la realidad.
Se acabó.
Mientras me seco ya no lo paso tan bien, mi conexión mental se vuelve activa. Con interferencias, si, pero va recibiendo frecuencias del exterior: Me parece escucho llorar. ¿Lloran?
Abren y cierran armarios, ¿que debe estar buscando en la cocina? ¿Una galleta?
– Mamaaaaaa !! nooooooooooo! !
No. No. No. Que ahora les toca comer (ya sabía yo …)
Eing? Ungh? Ai Dios ¿Qué hora será??
Has dado en el clavo. Te doy completamente la razón, y reafirmo que es también mi sitio ideal de relax, aunque admito que lo hago de forma abusiva, y no me he puesto pestillo aún, pero creo que lo voy a poner.
Me encanta ver que no soy la única en este planeta que tiene dos parejas de gemelos. qué bien que te encontré, amiga.