Mis abuelos pasaron hambre,
su obsesión fue que a sus hijos nunca les faltase comida.
Mis padres trabajaron duro,
su obsesión fue que sus hijos tuviesen estudios para tener más sin tanto esfuerzo físico.
Mi máxima preocupación es prestar atención a mis hijos en todo lo que les incumbe,
quizás porque yo no tuve la suficiente. » Continuar leyendo «