Tras los cólicos del lactante, los terrores nocturnos son, para mí, una de las grandes incógnitas de la primera infancia. Os dejo este enlace por si queréis saber más.
Mi hija mayor los sufrió hasta hace poco, aproximadamente remitieron hacia los 10 años.
Quien lo ha vivido entenderá que es de las situaciones más desconcertantes y angustiosas que vivimos los padres con niños sanos.
Se despertaba gritando, sudando, llorando, dando puntadas de pie y agitando los brazos, lanzándose por el suelo totalmente descontrolada y no podíamos hacer nada para sacarla de ese tránsito.
¿Porque? Pues hay tantas respuestas a esto como para los cólicos, al final, no hay ninguna respuesta. O más bien, no la hemos encontrado todavía.
Saber que es así, que no tiene más que la gravedad del momento y que simplemente tienes que dejar que pase, al menos, da un consuelo y nos descarga de culpas. Y eso está bien por esta tendencia natural que tenemos los padres a fustigarnos.
En el tiempo que hace que me dedico al asesoramiento no he encontrado ningún caso tan exagerado como el de Judit pero lo que si que he visto es que este tipo de alteraciones aparecen más fácilmente en un perfil determinado de niños:
Suelen ser criaturas muy exigentes consigo mismas, bastante ordenadas y excesivamente meticulosas en según qué cosas. Si os sirve, sacad vuestras propias conclusiones.
P.D
Aunque se llaman terrores para mi este comportamiento no tiene nada que ver con el miedo. Mas bien es un estado semiconsciente más relacionado con la maduración del sistema nervioso y de los patrones de sueño que con las emociones. Vease MIEDO
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