Si hubiera una forma “correcta” de educar a los hijos, el famoso manual tan codiciado por las primerizas ya haría años que estaría inventado y aunque en el mercado hay muchos intentos, no dejan de ser solo eso; intentos, tendencias, modas, corrientes…
Si quieres saber si estas educando bien a tus hijos, lo único que debes hacer es un balance de tu día a día con ellos. Si los momentos agradables superan los desagradables, estas aprobado.
Porque la relación con nuestros hijos NO es una misión: Es un trato de convivencia tutelado por los mayores. ( Y es como imposible que un niño con el que se pueda convivir bien sea un niño mal educado )
Pero, a veces, quien entorpece este bien cotidiano somos justamente nosotros, los adultos.
No tenemos manual pero si un montón de apuntes y con nuestra teoría de los ideales que deberíamos conseguir con ellos en el futuro, nos cargamos todos los presentes. Y nada hay más inútil porque el futuro nunca se alcanza y siempre es incierto.
Papás y mamás me confiesan con la boca pequeña que temen pasar demasiado tiempo con sus hijos. (Más ahora que ya están aquí las vacaciones escolares). Y la mayoría de veces que este sentimiento aprensivo surge porqué en la obstinación de estos padres en “hacerlo bien”, se olvidan de divertirse con ellos. ¿Y a quién le apetece ser la señorita Rottenmayer, con tanto trabajo y tan poco recompensado justamente en sus ratos libres y de ocio? Seguro que a nuestro consciente pero más a nuestro subconsciente, se le ocurren montones de cosas apetecibles que hacer a cambio.
Relájense.
Saquen al niño que hay en su interior.
Aprovechen la ocasión de ser los que mandan para hacer lo que harían si fuesen pequeños.
No les den a los niños su tiempo, compártanlo.
Disfrútenlo y esto, les prometo, no les va quitar ni una pizca de autoridad. Al contrario incluso.
Además de que hará felices también a cuantos les rodeen, les contentará a ellos, a ustedes y a ambos les educará mejor: Como hijos y como padres.
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Anna,
Que hermosas y que bellas palabras. Nos perdemos en esos ideales y se nos olvida divertirnos con nuestros hijos. Justo ahora los míos comienzan a ser niños pequeños para ser un poco más grandes y la dinámica de juego cambia. Adoro pasar el tiempo con ellos en actividades al aire libre, un simple paseo o un helado a la «hora inapropiada» crea más lazos y no quita autoridad.
Abrazo,
Susana