Querida tristeza

Escrit el 06/06/2013 a les 7:42 § 3 comentaris

triteza

 

Si no lo sabes de entrada, es probable que desconozcas el origen de algunas de tus tristezas. (¿Qué me pasa?)

Empeñarse a justificarlas, a justificar la tristeza desconocida porque no saberlo nos hace anormales, nos perjudica. (Como no lo sé, me miento y me lo creo.)

A veces (a menudo) no sólo no encontramos el origen de lo que nos ha llevado a estar así sino que ni siquiera sabemos que lo estamos. (¿Yo estoy triste? ¿Ah si? ¿Y cómo lo sé?)

La tristeza se manifiesta físicamente en el pecho: Una ligera presión y / o dificultades para respirar sin explicación médica puede indicar que sufrimos un exceso de esta emoción.

Pero la buena noticia es que todas las emociones tienen una función instintiva de supervivencia. ! Quiere decir que nos sirve! Que, si la utilizamos, nos ayudará.

(Y nos será más práctico y menos agotador usarla que no construir una buena y bien argumentada relación de culpas y culpables.)

La tristeza nos avisa de que nos conviene aislarnos y reconstruirnos. Compadecernos. Mimarnos. Consentirnos para hacernos fuertes desde la individualidad. Reforzar la propia identidad. En definitiva, estar por uno mismo: Ser egoísta.

Y eso no sólo lo quieres tú, todos deseamos que te recuperes: La fortaleza del individuo es la solidez del grupo. Lo que me conviene a mí, le conviene a la tribu. ¿O no?

Los adultos haced (hagamos) lo que podáis pero con los pequeños recomiendo no bombardearlos de propuestas acusadoras cuando se sientan tristes.

¿Quieres ayudarlos? Deja de pensar por ellos. Haz que vivan sus tristezas para que el instinto haga el trabajo: Que aprendan a aislarse y a reponerse

Es natural estar triste.

Es útil estar triste.

Es posible ignorar porque estoy triste.

Es absurdo disimular que estoy triste.

De todo ello, de favorecer que los niños sean plenamente conscientes de lo que sienten, se llama educación emocional y ojalá fuera una asignatura escolar.

A la larga, cuantos dolores de cabeza ( y de pecho) ahorraríamos.

 

 

 

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