Un, dos y ….

Escrit el 21/02/2013 a les 19:18 § 0 comentaris

 

Fue intentando hacer la vertical para demostrar a mi hija mayor las dotes que tengo de gimnasta que tan buena reputación me dieron en EGB, cuando, después del impulso, un, dos, tres… brazos en alto rodilla derecha levantada.. me fallaron los “amortiguadores”.

El efecto rebote, la elasticidad, el muelle de los bíceps o vete a saber, “toing, poff” que no sé que les pasó a los brazos pero se me fundieron como dos “palotes sabor fresa” al sol y del castañazo , no te lo pierdas, por poco dejo tres dientes y un trozo de lengua y todo.

Directamente “empotrada” en la pared del patio.

Unos segundos de “descoloque”. No es cosa de risa.  (Como mi amiga Marta cuando baja el Dragon Kan y dice que se le mueve el cerebro)  Que no veía bien, que no sabía dónde estaba, ni cómo había sido que acabara con esa “pose” tan miserable.

Mientras me orientaba , desenredándome conmigo misma, vi la niña, paralizada, seguramente asustadísima por lo que su madre acababa de hacer.

Pero el amor materno traspasa el conocimiento: A pesar de que, del bache, el sistema nervioso se me había dañado y que, de todo el cuerpo, sólo me notaba las puntas de las orejas que me hervían como si las hubieran asado “vuelta y vuelta “, y pese a que, posiblemente, debería hacer un inventario posterior para recolocar cada uno de mis huesos, fui valiente y sonriéndole, con palabras quietas y sosegadas le expliqué:

– En la antigüedad, en la época que mamá iba a colegio, la vertical se hacía así.

Se volvió, quedó quieta, se volvió a girar, me miró de arriba abajo y a continuación siguió haciendo sus “ruedas”, en mi tiempo las laterales, sin darle más importancia.

Yo también alucinaba.

Poco me esperaba este desenlace cuando se me ocurrió. Pero, es que, !si me hubieseis visto unos minutos antes!  Yo es que me hice la “chula” y todo de tan creída que estaba, … será posible … no salía de mi asombro. ¿ Que parte de mi nueva anatomía post maternal me había desequilibrado así?

Total que le cogí pánico. !Tanto!  que ahora no tengo narices ni de apuntalar una “voltereta”.

¡Ostriqueta!, no quiero ni imaginar que hubiera podido pasar si se me da por hacer “el espagat” … (espagat: en mi pueblo obertura de piernas descomunal)

No, no. No me puedo dejar perder de esta manera, me he oxidado más que un patinete al intemperie.

Debo tomarme en serio el paso del tiempo (físico)… y empezar de hacer deporte de una vez. !!Ya.!!

 

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