Al espejo hay que plantarle cara a menudo. Con afecto y seguridad.
A partir de los seis meses un bebé ya puede saber que lo que hay al otro lado es más que un amigo; es él: El recipiente que lo contiene. La imagen de uno mismo en el mundo.
Con sus perfectas imperfecciones que tendremos que conseguir a amar porque nos definen y necesitamos que nos definan bien. » Continuar leyendo «