(charla Ateneu. 15 de abril 2015)
NO nacemos con el instinto de cuidar de nuestros hijos, lo aprendemos.
¿Ves? en eso somos semejantes a algunos de nuestros parientes lejanos, los orangutanes ( *adjunto un caso concreto para los curiosos que quieran investigar, pero !! hay más !!)
Entonces, ¿somos una raza inútil? ¿No tenemos instinto de supervivencia?
!Siii! Si que lo tenemos.
El verdadero instinto de supervivencia de nuestra especie recae en la sociabilidad. Somos un animal SOCIAL.
Somos animales tan débiles que sin la comunidad no vamos a ninguna parte. NO tendría sentido reproducirse si vamos solos y NO sabremos como hacer, si la comunidad NO nos enseña.
Una niña NO juega muñecas si no tiene un referente a quien copiar.
Si tenéis hijas pequeñas veréis que empiezan a incluir las muñecas en su juego cuando la madre o un familiar cercano tiene un bebé.
Desde que no vivimos en casas solariegas y que la familia no comparte vida con distintas generaciones, muchas mujeres llegan a convertirse en madre sin casi ningún referente. (En su día asistí a una madre con un bebé de casi 3 meses al que no había bañado nunca)
Estas mujeres, empequeñecen, se bloquean y se entristecen. La sociedad y ellas mismas, se acusan de no tener instinto, cuando el instinto en este sentido ! NO existe !.
He aquí una falsa creencia de que hace más daño que bien.
Sólo podemos hablar de niños cuando estamos embarazadas o cuando aún son pequeños, ¿os habéis dado cuenta? Todo por nuestra saciedad inconsciente de buscar una información que no tenemos de serie.
Bien lo saben las marcas de publicidad infantil que nos bombardean con mensajes tan encantadores como absurdos: «Para que tu hijo sea feliz … Para que tu hijo crezca sano …». Como si la felicidad dependiera de una marca de «potitos»!
Es básico pues para las futuras madres y para las madres primerizas, sociabilizarse.
Sólo si tenemos una gran oferta de información podremos hacer una elección inteligente de lo que mejor se adaptará a nuestra nueva tarea de hacer de padres de manera eficaz y feliz. Cada uno la suya.
No hay un único modelo.!! No hay manual !!! Ningún predicador es bueno (Estivillistas, Gonzalistas ..) y todos son útiles.
Así pues, ir al parque y entablar conversaciones aparentemente banales es tan bueno para los niños como para sus mentores.
Las niñas juegan a muñecas porque eso hacen las hembras adultas en quien se reflejan.
Por lo mismo los niños juegan a cosas que hacen los machos adultos.
No hace demasiado he visto NIÑOS jugar a padres. De una manera distinta a como juegan las niñas a hacer de madres pero también con un rol de crianza. Es esta una muestra de que en algunos hogares hay hombres a los que YA se les permite participar en una tarea que parecía ser de absoluta autoridad femenina.
Nos adaptamos. Es esperanzador.
*Volumen 3, número 2 de la Revista National Geografic España, agosto de 1998.
Artículo titulado Orangutanes en el zoo.
María Teresa Abelló, conservadora de primates del Parque Zoológico de Barcelona cuenta la peripecia vital y maternal de una hembra de orangután de Borneo. Tras el parto, el primero llevado a término en el zoológico, comienzan los problemas. La autora explica: “La conducta maternal en los póngidos –y en los primates en general – no es un comportamiento totalmente innato, sino que algunas facetas del mismo son, al parecer, adquiridas. Por este motivo, la incapacidad para desarrollar una conducta maternal correcta es algo que ocurre con frecuencia cuando las hembras han sido separadas de sus madres y grupos familiares a corta edad, viéndose privadas del entorno social apropiado para observar y aprender los cuidados que deben dispensarse a sus crías”.
En este sentido, la orangután desconocía cómo debía alimentar a su cría. Llegó a darle de beber su saliva y no dio muestras de comprender cómo amamantar, ni siquiera cuando una cuidadora del zoológico realizó una demostración de lactancia con su bebé delante de ella. Tras varias anestesias a la madre para colocar al pequeño en posición de mamar, éste pudo al fin descubrir los pezones de la madre, de manera que la lactancia quedó establecida a iniciativa del pequeño. La madre comenzaba a comportarse como una madre.
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